viernes, 18 de noviembre de 2011

Reflexión sobre antiguas sensaciones

Una sensación que me es familiar vuelve a envolverme desde hace un par de semanas...
Cómo explicar algo tan complejo como son las relaciones humanas, cómo definir la amistad o cómo llegar a saber cuál es el camino que ha escogido para ti el destino, ¿hacia dónde va la vida?
Me aborda la nostalgia, sentimientos que sólo pueden explicarse con miradas o sonrisas, y vuelvo a pensar que nada queda más allá, que al principio del cierre de otra etapa de tu vida, reflexionas para partir de nuevo desde otro punto cardinal. Sin costarte trabajo empiezas a progresar; la madurez hace mella, aceptas las frustraciones y cada vez eres más consciente de que las cosas son complejas y que pocas veces son como te gustaría que fueran.
Personas que me quieren me aconsejan, me miman y me advierten desde pequeña que no todas las personas se entregan de la misma forma, ni dan lo que tu estarías dispuesto a dar por los demás; es algo que me llevará la vida aprender.
Sin entender, a veces, lo que ocurre a mí alrededor, prosigo. Soy tan cabezota que aunque sepa que pronto me detendrá una pared donde "chocaré" una y mil veces y que además estuve avisada de antemano, con tesón y valentía, arranco de nuevo sin mi amiga la desesperación. Me canso y me ilusiono, y sin mi orgullo de la mano esta vez, vuelvo cabizbaja a sentir que necesito un gran abrazo.
La decepción es el desengaño de haber creído poseer el conocimiento de un "algo" y haber descubierto después que no estabas en lo cierto; quizás por algo parecido hoy estoy animada a escribir aquí, desvelando ciertas partes de mi carácter, aunque ya esto no es nada nuevo…