miércoles, 27 de abril de 2011

Jóvenes sin límites

Con la muerte del joven Francisco José Guerrero Vargas, de 23 años el pasado viernes 25 de marzo en la llamada “Fiesta de la primavera” de la capital hispalense, debe plantearse una reflexión seria de hacia dónde caminan los jóvenes y  con ellos, la sociedad.
¿Dónde está el límite y quién controla y  detiene este tipo de encuentros entre este sector social? Una masa de jóvenes que encuentra pretextos como la finalización de semanas de exámenes o a la celebración, siendo este el caso, de cambios de estaciones del año (la llegada de la primavera), para justificar una “quedada” multitudinaria llena de un ambiente nada sano, donde las únicas actividades son las de emborracharse; molestar a los demás ciudadanos dejando basura por todas partes, además de deposiciones por cualquier lugar, ya que estos macrobotellones carecen de servicios en casi su totalidad. Además, también se da la contaminación acústica, ya que la música de los coches  la llevan “a todo volumen” impidiendo el descanso a los demás, lo que podrá    generar tras la jornada, accidentes de tráfico en las carreteras.
El despliegue de profesionales de los diferentes ámbitos de salud, seguridad, etc. como son las ambulancias, protección civil y  policías es inmenso, ejerciendo de “niñeros” de estos jóvenes, como si otra cosa no tuviesen que llevar a cabo en sus oficios ese día. Incluso, hay  veces, que se ven obligados a acordonar la zona, cortando avenidas muy transitadas, impidiendo el paso a vehículos de personas que llegan cansadas del trabajo y se ven afectadas por este tipo de eventos que acaban por irritar a cualquiera por todos los inconvenientes que acarrea.
Nos encontramos ante unos adolescentes que a través de potentes redes sociales de movilización, se citan en espacios amplios donde festejar sin dejar de lado el alcohol. El problema aparece cuando ocurren desgracias, debido al estado en que se encuentran los jóvenes después de estar más de 8 horas sin dar respiro a la ingesta de alcohol, que llega a ser conflicto muy grave cuando se trata de un fallecimiento. También se dan casos de comas etílicos y heridos tras enfrentamientos, consecuencia del mismo aspecto y que dan una imagen muy pésima y negativa de los jóvenes de hoy día.
No obstante, todo no es nocivo. Existe un grupo bastante abudante de jóvenes comprometidos con la sociedad, que nada tiene que ver con los jóvenes antes descritos y que aunque participen alguna vez de estas fiestas, no se ven identificados ni reflejados, con este núcleo, y que ocurriendo este tipo de desgracias, cada vez están más alejados de este tipo de eventos.
Lo cierto es que la implicación de todos conseguiremos una sociedad mejor, la colaboración debe primar y la ayuda a una parte de los jóvenes a cambiar es necesaria, inculcándoles desde que son pequeños valores para que en el futuro puedan divertirse y festejar sin que ocurran tragedias tan duras como una muerte delante de más de 6.000 personas. Los límites son necesarios para todos, pero la conciencia racional en los jóvenes de hoy día es imprescindible.

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